lunes, 11 de julio de 2011

Vacío…


Vacío…

El alma se va detrás de las estrellas que llenaron el vacío del jaguar.
Quizás las pueda alcanzar o quizás vuelvan a mí.
Por: Ariel Heriberto Jiménez


En el centro de mi corazón, tengo un trono místico para ti.
Las lámparas de mis alegrías brillan tenuemente con la esperanza de tu llegada.
Arderán con más luz cuando tú aparezcas y recuerde que existo nunca me fui aunque así tú lo hallas deseado, continuo esperando ese milagro que mi jaguar pueda ver las estrellas que se le esfumaron sin poder decir adiós. Pero así acudas o no a mí, te seguiré esperando hasta que mis lágrimas disuelvan la burda densidad de la materia.

Para complacerte, mis lágrimas perfumadas de amor lavarán tus pies de silencio. El altar de mi alma permanecerá vacío hasta que tu vengas, tocando la puerta de esa alma que dejaste ir.
No hablaré. No te pediré nada. Comprenderé que tú conoces la angustia de mi corazón mientras te espero, porque sé que tu espera algo más, que no soy yo, y ese dolor es mutuo, porque estas sintiendo lo misma que asecha mi corazón.

Tú bien conoces mis plegarias y sabes bien que sólo a ti te amo; ya sea que vengas o no a mí, te esperaré, aunque haya de aguardarte por toda la eternidad.
Tú seguirás siendo ese jaguar que busco de mí, sólo lamento que nuestra edad es diferente y posiblemente tendrás vergüenza de mí. Aun si te amo, aunque ya tu hallas despegado a otro universo olvidándote de mí…

Siempre yo para ti

Por: Maileen Torres Rodríguez
11 de julio de 2011

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